Pasqual Llongueras Vicepresidente Fundación Iberoamericana Alianza del Seguro
La Fundación Iberoamericana Alianza del Seguro ha situado los seguros inclusivos en su agenda, no como una moda ni un producto, sino como una forma de mirar el futuro del seguro desde su dimensión más humana: la protección como motor de inclusión, de desarrollo y de esperanza.
Referirse a los seguros inclusivos no es hablar de pólizas, sino de personas; no es hablar de mecanismos financieros, sino de confianza. El seguro, en su origen, nació para proteger la vida frente a la incertidumbre, y en un mundo donde millones de personas viven fuera del sistema de protección formal, el reto es tan simple como profundo: ¿cómo hacer que nadie quede fuera?
Desde la Fundación Iberoamericana Alianza del Seguro, hemos impulsado, a través de cumbres y foros, un diálogo permanente entre persona y sociedad, entre posibilidad y oportunidad.
Creemos que el seguro puede —y debe— ser una herramienta de transformación social. En cada encuentro hemos querido pasar del concepto a la vivencia, del modelo al significado.
Hemos escuchado testimonios de mujeres rurales que, por primera vez, pudieron asegurar sus cosechas; de pequeños empresarios que encontraron en un seguro inclusivo, o paramétrico, la posibilidad de volver a empezar; de familias que descubrieron que la protección no era un privilegio, sino un derecho. Cada una de esas historias confirma que el seguro inclusivo es la expresión más pura del sentido original del seguro: cuidar a las personas.
La Fundación ha sido inspiradora en este proceso. Hemos promovido talleres, investigaciones y espacios de intercambio para comprender el impacto de los seguros inclusivos, no solo en la economía, sino también en la cultura. Porque la inclusión no se limita a ofrecer un producto más barato o simplificado; significa reconocer la diversidad social, escuchar las realidades locales y construir confianza desde el respeto y la cercanía.
El seguro inclusivo, en ese sentido, es una herramienta de cohesión, un gesto de justicia, un símbolo de progreso. Durante las cumbres Iberoamericanas del Seguro, los debates sobre inclusión han ocupado un lugar preeminente. Hemos reunido a reguladores, compañías, emprendedores sociales y académicos en torno a una convicción compartida: que el seguro es un puente entre el riesgo y la esperanza.
No se trata solo de compensar una pérdida, sino de ofrecer una red que permita a las personas reconstruir su vida. Cuando un seguro llega a quien nunca lo tuvo, no solo protege un bien: protege un sueño, una historia, una oportunidad.
Nuestro compromiso ha sido —y seguirá siendo— el de reivindicar el valor cultural y social del seguro, recordar que detrás de cada número hay una mirada, detrás de cada póliza hay una vida, y detrás de cada siniestro, una historia de resiliencia. La Fundación quiere encender esa conversación, inspirar a las aseguradoras a mirar más allá de sus balances y a entender que la rentabilidad más profunda es la que se mide en confianza y bienestar.
Hoy, los seguros inclusivos representan mucho más que un nicho de mercado: forman parte de una nueva ética del seguro, un modo de ejercer la responsabilidad social del sector, un lenguaje común entre innovación, sostenibilidad y justicia. La inclusión no es un anexo del progreso: es su condición esencial, no solo protege frente al riesgo, sino que fortalece la dignidad de quien lo recibe. Por eso seguiremos impulsando el diálogo desde la Fundación, convencidos de que la inclusión no es solo una forma de mirar el futuro, sino de construirlo.
Los seguros inclusivos representan mucho más que un nicho de mercado: forman parte de una nueva ética del seguro, un modo de ejercer la responsabilidad social del sector, un lenguaje común entre innovación, sostenibilidad y justicia.











