Javier Ricardo Berríos Soliz Gerente Corporativo de CONSER Ltda
Cada 20 de octubre, La Paz celebra un nuevo aniversario de su fundación. Aquel día de 1548, cuando Alonso de Mendoza estableció la ciudad de Nuestra Señora de La Paz en la localidad de Laja, marcó el inicio de una historia que aún hoy inspira. Más que una fecha conmemorativa, el 20 de octubre es un recordatorio del papel que esta tierra ha tenido en la construcción del país: un territorio que combina tradición, diversidad, trabajo e innovación, y que sigue siendo uno de los pilares más importantes del desarrollo nacional.
El departamento de La Paz aporta alrededor del 28% del PIB nacional,1 ubicándose entre las economías más relevantes del país. Esta contribución se explica por una estructura diversificada donde la administración pública, los servicios financieros, la industria, el transporte, las comunicaciones y el comercio concentran más de la mitad de la producción nacional.
Sobre esta base, el motor decisivo es su liderazgo empresarial, que no solo dinamiza La Paz, sino que invierte y genera empleo en otros departamentos. Veamos algunos recientes: Samuel Doria Medina presidió y fue principal accionista de Soboce entre 1987 y 2014, año en que vendió su participación al grupo Gloria;2 en 2016 adquirió el 80% del Hotel Los Tajibos, por 39 millones de dólares, ampliando su portafolio en turismo e infraestructura.
Marcelo Claure, otro paceño internacional, fundó Brightstar en 1997 (empresa que llegó a operar en más de 50 países), posteriormente, presidió Sprint en Estados Unidos y hoy encabeza Claure Group, con foco regional y global. Xavier Iturralde impulsa un modelo de economía circular que convierte residuos en diésel, con expansión a Paraguay. Francisco Ormachea dirige Chocolates Breick (Incadex SRL), empresa nacida en La Paz en 1978, con presencia nacional y líneas de producto elaboradas con cacao boliviano.3 La familia Bedoya lidera el Banco Nacional de Bolivia (BNB), institución histórica del sistema financiero, con Pablo Bedoya Sáenz al frente del Directorio y una agenda de modernización y expansión del sector.4 Otros empresarios paceños vigentes que expanden valor más allá del departamento: Billy Böhrt (La Paz), importante empresario del sector inmobiliario, reconocido como Broker Owner de RE/MAX Central, con experiencia en bienes raíces, financiación y estrategia comercial; Pammy Quezada, gerente-propietaria de Alexander Coffee, que se ha consolidado como cadena de hospitalidad con presencia en varias ciudades del país; y Jorge Mealla, fundador y CEO de Todotix y Libélula, esta última considerada la pasarela de pagos más importante de Bolivia, con operaciones que integran soluciones tecnológicas para empresas, instituciones y consumidores en todo el territorio nacional.
A lo largo de la historia, La Paz también forjó pilares industriales y de consumo masivo con proyección nacional: Marcos Iberkleid consolidó Ametex como el mayor complejo textil del país antes de su venta al Estado; Herminio Forno Canale fundó La Estrella (1907) y la Fábrica Nacional de Tejidos e Hilados (1923); Dante Salvietti creó la tradicional embotelladora de gaseosas Salvietti; y la familia Lonsdale fue clave en el embotellado deCoca-Cola y en la conformación de EMBOL en la década de 1990.
Además de los visionarios ya mencionados, existen innumerables referentes paceños que, desde la industria, los servicios, la banca y el emprendimiento tecnológico, siguen aportando al crecimiento económico de este país.
Una ciudad que acoge y crece
Desde inicios del siglo XX, La Paz se ha consolidado como un espacio de encuentro y movilidad social. Diversos registros históricos señalan que desde 1900 la ciudad comenzó a recibir un flujo constante de migrantes provenientes de distintas regiones del país, atraídos por su dinamismo económico y sus oportunidades de trabajo. Esa mezcla ha dado origen a una sociedad abierta, diversa y profundamente laboriosa.
Según un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),5 más de la mitad de los jefes de hogar en Bolivia son migrantes internos. Este dato refleja la movilidad que caracteriza al país y, durante gran parte del siglo XX, tuvo en La Paz uno de sus principales polos de destino. Miles de familias provenientes de Oruro, Potosí, Cochabamba, Chuquisaca, Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando se establecieron en la sede de gobierno, lo que contribuyó al crecimiento urbano y a su identidad cosmopolita.
Como paceños, siempre hemos abierto las puertas de nuestra ciudad a quienes llegaron con sueños, trabajo y esperanza, reconociendo el aporte de cada uno, su cultura y su esfuerzo. Esa diversidad ha hecho de La Paz una ciudad donde conviven culturas aymara, quechua, mestiza y urbana, junto a la calidez de los cambas y el espíritu alegre de los chapacos, quienes han sabido compartir sus costumbres, su gastronomía y su forma de vida. Todas estas identidades, unidas en un mismo territorio, reflejan la esencia plural de Bolivia y la capacidad de La Paz para ser punto de encuentro de todo un país.
Hoy, el área metropolitana de La Paz supera los 1,9 millones de habitantes,6 y su composición demográfica muestra una convivencia única entre tradiciones del altiplano y del oriente boliviano. Esa riqueza cultural no solo se manifiesta en los barrios o mercados, sino también en la vida económica y social de la ciudad. La Paz ha sabido integrar a quienes la eligieron su hogar, creando un sentido de pertenencia compartido y una identidad colectiva que combina esfuerzo, creatividad y orgullo por su tierra.
Más que una ciudad de paso, La Paz se ha convertido en un espacio en el que las personas llegan para quedarse, trabajar y construir futuro. Su gente refleja la esencia de una capital que acoge, integra y se transforma junto a quienes la hacen crecer.
Cultura, gastronomía e identidad viva
La Paz es una de las capitales culturales más ricas de Sudamérica. Su historia se respira en la arquitectura, en las tradiciones y en su arte urbano. La Fiesta del Gran Poder, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, refleja la devoción, el color y la fuerza de una ciudad que celebra su diversidad.
La gastronomía paceña también ha ganado reconocimiento internacional. Cocineras y chefs como Justa Canaviri han llevado el sabor de la tradición a escenarios globales, mientras nuevas generaciones, como la internacionalmente premiada Marsia Taha, reinterpretan la cocina local con técnicas contemporáneas. Desde el fricasé y la sajta hasta los menúes de autor, la capital política boliviana ofrece una experiencia culinaria que une historia y modernidad, tradición y creatividad.
Esta riqueza cultural no solo refuerza la identidad paceña, sino que también impulsa su economía a través del turismo, el arte y la industria gastronómica. La Paz no solo conserva su herencia, la transforma en motor de desarrollo.
Arte paceño: creatividad que trasciende
El arte ha sido siempre una de las expresiones más profundas del espíritu paceño. Desde los murales que colorean los barrios hasta las galerías que impulsan nuevas generaciones de creadores, La Paz respira arte en cada rincón. Su geografía, enmarcada por el Illimani, ha inspirado a pintores, escultores, escritores y músicos que han dejado una huella imborrable en la identidad nacional.
Entre los grandes referentes destacan Marina Núñez del Prado, escultora paceña universal que llevó la esencia andina a los principales museos del mundo y Roberto Mamani Mamani, quien ha hecho del color y los símbolos ancestrales una expresión contemporánea del orgullo boliviano.
También merece especial mención Gastón Ugalde, artista visual paceño de renombre internacional, considerado uno de los creadores contemporáneos más importantes del país. Su obra, que combina fotografía, instalación y performance, reinterpreta los paisajes bolivianos con una mirada crítica, estética y profundamente simbólica.
Ugalde expuso en más de 50 países y su trabajo con la sal del Salar de Uyuni lo consagró como un embajador del arte boliviano en el mundo. En la música, uno de los nombres más recordados es el de Néstor Portocarrero, compositor y cantante paceño que inmortalizó el tango “Illimani”, pieza emblemática que combina la melancolía del género rioplatense con el amor profundo por la ciudad y su montaña. Su obra, interpretada y celebrada por generaciones, simboliza la fusión entre identidad paceña y sensibilidad universal, uniendo tradición, elegancia y emoción en una sola melodía.
El arte paceño no se limita a los teatros ni a los museos. Se expresa también en el arte urbano, que se ha extendido por toda la ciudad y ha convertido a La Paz en una galería al aire libre. Un ejemplo emblemático es el barrio de Chualluma, donde las fachadas multicolores transformaron el paisaje urbano en una obra colectiva que combina creatividad, identidad y esperanza. En cada muro o esquina, el arte paceño refleja su espíritu libre, diverso y profundamente humano.
Al mismo tiempo, una nueva generación de jóvenes artistas paceños ha encontrado su espacio en la música, la danza, el teatro y la cultura digital. Cantan en bares alternativos, bailan en plazas y producen cine y arte visual desde los barrios y universidades. La Paz, reconocida como la ciudad con la noche más diversa de Latinoamérica, se ha convertido en un escenario abierto donde conviven el jazz y el folklore, el rock y la cumbia, el arte contemporáneo y las expresiones populares.
La Paz es una ciudad que transforma su historia en color, sonido y palabra, reafirmando que no solo piensa y trabaja, también crea, vibra y emociona. Innovación y visión de futuro La Paz ha demostrado que la innovación no depende del tamaño, sino de la visión. Su sistema de transporte Mi Teleférico, el más grande del mundo en su tipo, es ejemplo de cómo una ciudad puede combinar tecnología, sostenibilidad y accesibilidad. Este proyecto no solo transformó la movilidad urbana, sino que también mejoró la calidad de vida de miles de ciudadanos.
Paralelamente, la ciudad vive una etapa de impulso tecnológico. Espacios como Bolivia Tech Hub, iniciativas universitarias y programas de aceleración de emprendimientos están posicionando a La Paz como un punto de referencia en el desarrollo de startups, innovación digital y servicios tecnológicos. Jóvenes profesionales y emprendedores están generando proyectos en áreas como educación, finanzas, seguridad y medio ambiente, con una visión moderna del desarrollo.
La apuesta por la tecnología, la educación y el emprendimiento convierte a La Paz en un espacio con proyección internacional, capaz de combinar su identidad ancestral con un futuro digital.
Liderazgo y legado Desde los tiempos de Pedro Domingo Murillo y la Revolución de 1809, La Paz ha sido cuna de líderes que transformaron la historia. Intelectuales como Franz Tamayo o la inolvidable Yolanda Bedregal, quien en vida acuñó el mote de Yolanda de América, políticos, científicos y artistas han contribuido a formar el pensamiento nacional. Pero más allá de los nombres, el verdadero liderazgo paceño se refleja en la gente común: en los emprendedores, estudiantes, comerciantes y profesionales que día a día construyen una ciudad más fuerte, solidaria e inclusiva.
La Paz no es solo su geografía ni su altitud; es su gente, su ritmo, su energía. Es una ciudad que se reinventa, que combina pasado y futuro sin perder su esencia. Desde las alturas del Illimani hasta las orillas del Titicaca, desde los talleres artesanales hasta los laboratorios tecnológicos, La Paz late al ritmo de quienes creen en ella.
A 477 años de su fundación, sigue siendo el corazón económico, cultural y humano de Bolivia. Una ciudad que acoge, crea y transforma. Una ciudad que inspira.
¡¡¡Viva La Paz!!!











