Violencia económica contra la mujer: cinco señales para detectarla

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Cuando se habla de los diferentes tipos de violencia que hay contra las mujeres en todo el mundo, una de las que tal vez pasa más desapercibida es la económica. Esta modalidad, más allá de secuelas físicas, deja graves consecuencias en la mente de quienes la sufren, especialmente en la autoestima, y en algunos casos sigue siendo un misterio.

Para generar conciencia sobre este flagelo, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, docentes del Politécnico Grancolombiano dieron a conocer una guía en la que mediante cinco simples señales, se puede saber si se está siendo víctima y acudir ante las autoridades.

Marisol Salamanca Olmos, docente del Politécnico, destacó que visibilizar todos los tipos de violencias contra la mujer es una tarea de suma importancia, si se tiene en cuenta que según el Instituto Nacional de Salud (INS), el 75,6% de los casos registrados en 2024 en Colombia han sido contra ellas, y aunque esta cifra evidencia la magnitud del problema, la violencia no solo se manifiesta a través de agresiones físicas o psicológicas.

Esta profesora se ha destacado por investigar la violencia económica, encontrando que se restringe la autonomía de las mujeres, especialmente en contextos de relaciones de pareja, donde a menudo se les prohíbe trabajar, se les limita el acceso a sus ingresos y se les controla el uso del dinero.

“Esta situación de dependencia económica no solo afecta la calidad de vida de las mujeres, sino que también limita sus posibilidades de escapar de situaciones de abuso, perpetuando un ciclo difícil de romper”, explicó.

Así mismo explicó que estos comportamientos van desde prohibiciones específicas para trabajar, hasta situaciones en las que las mujeres deben entregar sus ingresos o solicitar autorización para realizar gastos personales y destacó que en muchas ocasiones es un problema que crece en la sombra y solo se visibiliza cuando es muy tarde.

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La docente indicó que la violencia económica es un proceso gradual de aislamiento y dependencia que “se va instaurando poco a poco, al principio las mujeres pueden no darse cuenta de que están siendo controladas, pero con el tiempo pierden toda capacidad de decisión sobre sus propios recursos”.

¿Cómo detectarlo?

Una primera forma de identificar este flagelo es el control de ingresos y bienes. Allí, Marisol Salamanca explicó que se presenta cuando la pareja limita el uso y la disposición de los ingresos y bienes propios o en conjunto, impidiendo a la mujer tomar decisiones sobre su propio dinero o patrimonio.

“También cuando hay exclusión de decisiones financieras. La mujer no participa en decisiones económicas importantes para ella o el hogar, incluyendo temas de ahorro e inversión, o en la prohibición de acceso a educación o empleo, es decir, no se les deja estudiar o acceder a oportunidades laborales que le permitirían mejorar su situación económica y su independencia”, acotó.

Una cuarta señal de alerta es la negación de servicios financieros, que usualmente se manifiesta cuando no se le permite abrir cuentas bancarias o acceder a servicios financieros, manteniéndola en una situación de dependencia económica total. En este punto indicó que es muy delicado, ya que se dan restricciones de libertades básicas.

“La clave para combatir la violencia económica está en el empoderamiento de las mujeres desde temprana edad. La educación y el acceso a oportunidades laborales nos permite construir una vida independiente y tener opciones fuera de relaciones abusivas. La educación es la herramienta más poderosa para que puedan decidir sobre su propio futuro y evitar situaciones de dependencia económica”, manifestó.

Por último, la quinta señal de violencia económica, y tal vez la más delicada, es la explotación laboral no remunerada, que se da cuando la pareja obliga a la mujer a trabajar en un negocio familiar sin recibir pago, aprovechándose de su trabajo sin compensación económica.

“La violencia económica es un fenómeno que no discrimina clases sociales, niveles educativos ni contextos urbanos o rurales; sin embargo, es una realidad que permanece invisible, en parte porque no deja señales físicas y porque, culturalmente, se ha normalizado que las mujeres dependen de sus parejas para subsistir”, destacó Salamanca Olmos.

Dicho esto, la profesora Marisol Salamanca cerró diciendo que el mayor reto de las autoridades mundiales está en poner la violencia económica bajo la lupa de la opinión pública, para de esta forma crear redes de apoyo que le permitan a las mujeres superarse y dejar atrás este problema.

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