Criptomonedas y finanzas descentralizadas para principiantes

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La revolución del dinero digital se está moviendo hacia la banca, a medida que las criptomonedas comienzan a cambiar la forma en que las personas piden préstamos y ahorran.

El desarrollo del bitcóin y miles de otras criptomonedas en poco más de una década ha cambiado la definición del dinero y ha generado un universo paralelo de servicios financieros alternativos, lo que ha permitido que los criptonegocios incursionen en el territorio de la banca tradicional.

A continuación, explicamos lo que está pasando en la industria financiera de las criptomonedas, un sector de rápido crecimiento que tiene a los funcionarios de Washington en estado de alerta.

Lo más destacado es la solicitud y emisión de préstamos. Los inversionistas pueden ganar intereses sobre sus activos digitales —por lo regular mucho más altos que los que podrían ganar con depósitos en efectivo en un banco— o pedir préstamos y usar las criptomonedas como garantía para respaldar la suma. Por lo general, los préstamos en criptomonedas no implican verificaciones crediticias, pues las transacciones están respaldadas por activos digitales.

El mercado se está llenando rápidamente de negocios, desde entidades ligeramente familiares hasta otras que parecen salidas de una historia de ciencia ficción. Cubren toda la gama, desde BlockFi, que ofrece cuentas que devengan intereses como un banco y posee licencias estatales de prestamista, y Kraken Bank, al que se le otorgó un permiso para establecerse como negocio bancario en Wyoming y que espera poder aceptar depósitos minoristas muy pronto, hasta mercados controlados por códigos informáticos y diseñados para que los usuarios los rijan mediante una estructura de distribución de tokens. Compound, un sistema de préstamos y empréstitos descentralizado y automatizado, comenzó en 2018 y ahora tiene más de 18.000 millones de dólares en activos que generan intereses.

A simple vista, algunos procesos parecen similares. Por ejemplo, en la cuenta de interés de BlockFi los clientes depositan efectivo o criptomonedas y obtienen intereses mensuales como si estuvieran en un banco. Pero una diferencia importante es la tasa de interés, los depositantes pueden obtener un rédito más de 100 veces mayor en BlockFi que en cuentas bancarias convencionales.

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Esos beneficios conllevan riesgos. Los depósitos no están garantizados por la Corporación Federal de Seguro de Depósitos. “Los ciberataques, las condiciones extremas del mercado u otras dificultades operativas o técnicas” podrían derivar en una suspensión temporal o permanente de los retiros o las transferencias, advierte la empresa en letras pequeñas. Algunos reguladores y legisladores están preocupados por la posibilidad de que esas advertencias no sean lo suficientemente prominentes y que los clientes necesiten protecciones más sólidas.

Los bancos tradicionales emiten préstamos con los depósitos de sus usuarios y les pagan a los clientes con una porción de las ganancias como interés. Los criptonegocios usan un método similar: agrupan los depósitos para ofrecer préstamos y les dan intereses a los depositantes. Sin embargo, por ley, los bancos deben tener reservas para garantizar que, aunque algunos préstamos se venzan, los clientes puedan retirar fondos, mientras que los bancos de criptomonedas no están sujetos a esos requisitos de reservas y sus prestatarios pueden hacer apuestas arriesgadas.

BlockFi, por ejemplo, ofrece préstamos a fondos de cobertura y otros inversionistas institucionales que aprovechan las fallas de los mercados de criptomonedas para ganar dinero rápido sin necesidad de tener activos de riesgo, apostando por las discrepancias entre los valores reales de las criptomonedas y los futuros de criptodivisas. Cuando aciertan, sus especulaciones generan ganancias que ayudan a sustentar el rédito más elevado y riesgoso de los usuarios.

Las criptomonedas son muy volátiles, por lo que son poco prácticas para transacciones como pagos o préstamos. Ahí intervienen las criptomonedas estables o “stablecoins”. Son monedas digitales vinculadas a activos estables, por lo general, el dólar. Su objetivo es proporcionar el valor constante del dinero emitido por el gobierno en el contexto digital para las transacciones en la cadena de bloques, pero son expedidas por entidades privadas. Algunos de los tokens vinculados a dólares más populares son Tether y USD Coin. El número de criptomonedas estables en circulación a nivel mundial se ha disparado de 29.000 millones de dólares en enero a 117.000 millones de dólares a principios de septiembre, según The Block, una publicación dedicada a las criptodivisas.

Para mantener la estabilidad del valor del dinero emitido por el gobierno, los banqueros centrales gestionan la oferta y la demanda y se aseguran de que siempre haya reservas abundantes. Se supone que los emisores de criptomonedas estables almacenan y monitorean sus reservas de la misma manera. No obstante, no hay ninguna garantía de que en realidad cuenten con el respaldo de cada dólar digital que afirman tener. Algunas autoridades temen que un incremento repentino de retiros provoque el colapso de alguno de esos activos y ponga en riesgo a los consumidores, a las empresas financieras y quizás a la economía en general. Otras sugieren que las monedas digitales emitidas por bancos centrales volverían irrelevantes a las criptomonedas estables.

Los bancos centrales están analizando la posibilidad de emitir una criptomoneda del gobierno. En teoría, eso ofrecería la practicidad de las criptomonedas aunada a la fiabilidad del dinero controlado por un banco central. Muchos países, incluido Estados Unidos, están considerando desarrollar una moneda digital emitida por su banco central. Como una criptomoneda estable haría en el contexto digital lo mismo que hace el dinero del gobierno —proporcionar un valor estable—, un dólar estadounidense digital podría socavar a los acuñadores de dinero privados de la “criptósfera”.

“No se necesitarían las criptomonedas estables ni las criptomonedas normales si existiera una moneda digital estadounidense; creo que ese es uno de los argumentos más contundentes a su favor”, declaró en julio el presidente de la Reserva Federal, Jerome H. Powell.

Los emisores de criptomonedas estables afirman que el gobierno tardará años en ponerse al día con las innovaciones del mercado, si acaso logra hacerlo. Mientras tanto, el sistema se volverá más dependiente de las criptomonedas estables, y aún no está claro si los mercados rebosantes de esos activos los abandonarían por completo por una futura moneda digital de la Reserva Federal.

Las finanzas descentralizadas, o DeFi, describen a grandes rasgos un ecosistema financiero alternativo en el que los usuarios hacen transferencias, transacciones y préstamos con criptomonedas, en teoría de manera independiente de las instituciones financieras y las estructuras regulatorias tradicionales que se han creado en torno a Wall Street y el sistema bancario convencional. El movimiento de las DeFi tiene la intención de “desintermediar” las finanzas con el uso de códigos informáticos a fin de eliminar la necesidad de confianza y participación de terceros en las transacciones.

En términos prácticos, los usuarios no interactúan con una empresa de servicios financieros, al menos no con una que recabe sus datos de identificación personal ni reclame la custodia de sus activos. Es un mercado controlado por computadoras que realiza transacciones en automático, como la emisión de préstamos respaldados por criptomonedas o el pago de intereses sobre activos.

Las plataformas de finanzas descentralizadas están estructuradas para que, con el tiempo, se independicen de sus desarrolladores y financistas hasta terminar siendo regidas por una comunidad de usuarios cuyo poder reside en que poseen los tokens del protocolo.

En contraste, en las finanzas centralizadas, o CeFi, los negocios se manejan de manera más parecida a las finanzas tradicionales, o TradFi, en las que los clientes celebran un convenio con una empresa, como BlockFi, que recopila su información, les solicita que entreguen sus criptomonedas y también sirve como un punto central para los reguladores.

Ethereum es la red principal que utilizan los desarrolladores para construir plataformas descentralizadas para transacciones, operaciones, préstamos de criptomonedas y más. Ether es la criptomoneda, o token, que se usa para pagar y operar en la red. Como la cadena de bloques Ethereum es tan popular e hizo posible la creación de nuevas ofertas, Ether se usa ampliamente y los fanáticos de las criptomonedas están entusiasmados con su valor. Es la segunda criptomoneda más valiosa por capitalización de mercado después del bitcóin, con más de 460 mil millones de dólares a principios de septiembre.

Las DeFi eliminan a los terceros de los que dependen los reguladores financieros estadounidenses para garantizar la integridad del mercado. Los operadores con licencia, como bancos y corredores, desempeñan un papel cuasi gubernamental en las finanzas tradicionales, recopilando y comunicando datos a las autoridades, incluida la información sobre las ganancias de capital de las inversiones realizadas por sus clientes, para garantizar que se paguen los impuestos. Su participación en el mercado depende de seguir muchas reglas.

Por el contrario, los programas DeFi son aplicaciones no reguladas creadas por codificadores interesados ​​en los mercados de capitales. Los activos de los usuarios pueden ser pirateados, como ya ha sucedido, y no todas las operaciones se crean de buena fe. A veces, los desarrolladores abandonan los programas después de que los inversores aportan activos importantes, lo que incrementa el riesgo en las DeFi.

Los innovadores argumentan que las criptodivisas fomentan la inclusión financiera. Los clientes pueden obtener un rédito inusualmente elevado sobre sus activos, a diferencia de lo que ofrecen los bancos. Uno de cada diez adultos estadounidenses dice no tener una cuenta de cheques y alrededor de una cuarta parte se encuentra “subbancarizada”, por lo que no cumple con los requisitos para solicitar préstamos. Los criptonegocios afirman que responden a las necesidades de estas personas y que, fuera de Estados Unidos, proporcionan estabilidad financiera a los clientes que están en países donde los gobiernos emiten divisas volátiles.

Las criptofinanzas le dan a la gente que desde hace mucho tiempo ha sido excluida por las instituciones tradicionales la oportunidad de realizar transacciones de manera rápida, barata y libre de juicios, según declaran los defensores de la industria. Como sus préstamos están respaldados por criptomonedas, estos servicios no suelen requerir verificaciones crediticias, aunque algunos piden los datos de identidad de sus clientes con fines de declaración de impuestos y prevención de fraudes. En un protocolo DeFi, por lo general, las identidades personales de los usuarios no se comparten, ya que solo se les juzga con base en el valor de sus criptomonedas.

Los funcionarios bancarios están literalmente corriendo para ponerse al día con los desarrollos en criptografía y tratan de frenar el impulso de esa industria. La Oficina del Contralor de la Moneda está revisando los estatutos bancarios condicionales otorgados a las empresas de cifrado poco después de que un ejecutivo de la industria dejó su cargo como contralor interino en la agencia.

Gary Gensler, presidente de la Comisión de Bolsa y Valores, pide al Congreso que otorgue a los reguladores más autoridad para supervisar las nuevas entidades. Y la Fed emitirá un informe a principios de septiembre sobre los posibles beneficios y perjuicios de que Estados Unidos acuñe un dólar digital.

Las criptomonedas llamaron la atención en el Senado durante las negociaciones sobre el proyecto de ley de infraestructura bipartidista de 1 billón de dólares, que incluía una cláusula de declaración de impuestos que definía la palabra “corredor” en las transacciones de cifrado. La industria retrocedió, argumentando que el lenguaje era demasiado vago y, al hacerlo, se centró en los muchos actores del sector que eluden las definiciones tradicionales.

Quizás pasen años antes de que el Congreso aborde las preguntas planteadas por los servicios bancarios alternativos de las cadenas de bloques. El representante Don Beyer, demócrata por Virginia, presentó una legislación integral este verano que aborda la gama de problemas planteados por los activos digitales. Pero, hasta ahora, ha recibido poca atención.

Algunos reguladores e innovadores argumentan que la nueva tecnología requiere un enfoque novedoso, y afirman que se pueden prevenir los nuevos riesgos sin necesidad de entorpecer la innovación.

Por ejemplo, en vez de ordenar que los protocolos DeFi mantengan las reservas de un banco y recaben los datos de los clientes, los funcionarios podrían crear otro tipo de requisitos pensados para esta tecnología y sus productos, como auditorías de códigos y parámetros de riesgo.

Los temas de la identidad, que son cruciales para combatir el fraude financiero, se podrían resolver modificando los procedimientos antiguos. En lugar de partir de datos específicos —con la recopilación de la información personal de individuos—, las autoridades podrían adoptar un enfoque más amplio, dijo J. Christopher Giancarlo, expresidente de la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos de Estados Unidos, en el que se use la inteligencia artificial y el análisis de datos para monitorear las actividades sospechosas y se tomen medidas anticipadas de rastreo de identidad.

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