Desde que la Organización de las Naciones Unidas lanzó el Pacto Mundial en 1999, las empresas se han ido sumando a esta iniciativa, que busca el equilibrio entre mercado, sociedad y política.
El 31 de enero de 1999, el entonces secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, lanzaba una idea a la clase dirigente empresarial en el Foro Económico Mundial de Davos: «Iniciar un pacto mundial de valores y principios compartidos, que humanizará el mercado global». En este discurso, Annan hacía una llamada a que el ámbito económico no dejase atrás al político y social. 25 años más tarde, el Pacto Mundial tiene presencia en 167 países y aglutina a más de 24.900 entidades participantes: es la iniciativa más importante de sostenibilidad empresarial del mundo.
Promoviendo la humanización de los mercados
El Pacto Mundial de las Naciones Unidas, UNGC por sus siglas en inglés, es un acuerdo marco que perfila las líneas generales para que empresas y organizaciones implementen prácticas que permitan avanzar hacia ese objetivo de humanizar el mercado. Su misión principal es acelerar y escalar el impacto colectivo global de las empresas, para lo cual se incita a las compañías y entidades firmantes a actuar con base en sus Diez Principios.
Estas normas están inspiradas en preceptos de similar carácter, como son la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración de la OIT sobre los principios y derechos fundamentales en el trabajo, la Declaración de Río sobre medio ambiente y desarrollo y la Convención de las Naciones Unidas contra la corrupción. Se conciben como un primer paso en sostenibilidad empresarial para que, al hacer negocios, se tengan siempre en cuenta estas bases mínimas, relacionadas con cuatro áreas de actuación: derechos humanos, normas laborales, medio ambiente y anticorrupción.
Para cumplir con su objetivo principal, el UNGC cuenta con otra herramienta, que debe guiar las acciones estratégicas de las empresas para llegar a metas sociales de mayor calado. Esta es la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, 17 propósitos globales adoptados en 2015 por la ONU, que se conciben como un «plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad». Desde el Pacto Mundial se han creado 61 redes locales que operan en distintos territorios para facilitar la adaptación del negocio a estas máximas.
Aplicando el Pacto Mundial en la cadena de valor
De los 167 países en los que se reparten las 24.900 entidades participantes, Brasil, Francia y España son los que cuentan con un mayor número de miembros. Más allá de los datos de adhesión, hay estudios que certifican que la adopción del UNGC conlleva mejoras en el desempeño medioambiental, social y de gobierno corporativo de las empresas, además de, en última instancia, impactar positivamente en términos económicos.
Para esto, las empresas deben asegurarse de incluir las directrices del Pacto Mundial en sus operaciones diarias. En MAPFRE, entidad adherida al UNGC, esto se consigue a través de varias acciones diseñadas de forma específica para cada uno de los diez principios, además de integrarlos en toda la cadena de valor. Aquí se incluye el objetivo de que en 2024 la totalidad de proveedores preferentes de hogar, coches, salud y compras estén homologados con base en criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) de sostenibilidad.
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