Los seguros en un mundo más dividido

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La actualidad económica e internacional deja pocas dudas de que nos dirigimos hacia un escenario global más fragmentado. Surgirán así nuevos riesgos, por ejemplo, en la ciberseguridad o la falta de cooperación ante el cambio climático, que harán más necesario al sector asegurador, pero que a su vez añadirán dificultades para su actividad.

Desde los años 80, las dinámicas internacionales habían tendido hacia una mayor integración de los países, regiones y sus economías, un movimiento que comenzó a frenarse tras la crisis financiera del año 2008. Ahora, las guerras comerciales entre Estados Unidos y China, el abandono del multilateralismo por parte de la nueva administración de Donald Trump o la guerra de Ucrania parecen marcar un nuevo punto de inflexión, marcado por un auge de las disputas geopolíticas y una mayor fragmentación económica.

La Asociación de Ginebra, la principal agrupación de aseguradoras a nivel mundial, ha abordado este tema y su impacto en el sector en su último informe El seguro en una economía mundial fragmentada, en el que ha participado MAPFRE Economics, el servicio de estudios de MAPFRE. Este estudio enumera alguna de las principales consecuencias de esta polarización:

  • Descenso del comercio e inversión internacional: con mayores precios para productores y consumidores por los aranceles, problemas en las cadenas de suministro, mayor concentración de estos flujos…
  • Dispersión tecnológica, principalmente por las restricciones a las exportaciones (por ejemplo, de semiconductores), lo que frenaría la innovación y los avances en tecnología.
  • Erosión del multilateralismo, con efectos muy negativos en asuntos como la mitigación del cambio climático, la ciberseguridad o la preparación ante pandemias.
  • Menor crecimiento económico. Según MAPFRE Economics, el desacoplamiento podría costar a la economía global entre 1 y 2 billones de dólares anualmente, debido a interrupciones comerciales, menor colaboración tecnológica y mayor gasto militar.
  • Elevada inflación, causada por muchos de los factores mencionados, además de una mayor exposición a shocks en el precio del petróleo o un aumento del gasto militar.

El impacto en el sector asegurador

Ante los mayores niveles de incertidumbre y las crecientes amenazas, los seguros y la gestión de los grandes riesgos pueden ser de gran ayuda para los actores económicos, aportando estabilidad financiera, defienden desde la Asociación de Ginebra, y creen que aumentará la demanda de soluciones aseguradoras que cubran riesgos de naturaleza política, interrupciones del comercio o de las cadenas de suministros.

Esta tesis se hace patente al pensar, por ejemplo, en seguros como los de daños de mercancías o medios de transporte que componen el comercio internacional, los de interrupción de negocio, que permiten operar en entornos complejos con mayores certezas para las compañías, o los seguros de responsabilidad civil para directivos de empresas multinacionales que operan en países con una menor seguridad jurídica, que se ve afectada por las disputas nacionales.

Pese a que este escenario puede suponer nuevas oportunidades, también plantea una serie de factores que condicionarán el negocio asegurador y en muchos sentidos harán más complicada la gestión de riesgos que tienen un componente global. El informe cita:

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  • Riesgos globales. Las tensiones geopolíticas y la menor colaboración de los gobiernos a nivel internacional en asuntos críticos como el cambio climático, la ciberseguridad o las pandemias. Todo ello afecta a los seguros con una mayor exposición al riesgo y mayores retos para seguir ofreciendo protección a los clientes.
  • Diversificación internacional del riesgo. Diversificar el riesgo es una parte esencial para el buen funcionamiento de las aseguradoras, ya sea a través de operaciones propias o de reaseguro, ya que las hace menos vulnerables a riesgos ocasionales, como una catástrofe natural, y les permite una mayor eficiencia en el empleo de su capital. La limitación en el acceso a los mercados globales, por el contrario, incrementa la concentración del riesgo.
  • Presencia global. Al igual que en otros sectores, muchas compañías de seguros se embarcan en estrategias de internacionalización que les permiten ganar escala en su negocio, lo que fomenta la competitividad. Un mayor distanciamiento entre países y regiones puede frustrar estos intentos.
  • Seguros comerciales y especializados, como los que cubren grandes obras de ingeniería, la producción industrial o el transporte internacional, son los que se ven más afectados. Mientras que en los seguros generales (los más comunes, como el de coche, hogar…) los riesgos son indirectos, pero en el sector de los grandes riesgos amenazas como la inestabilidad política o regulaciones más duras se vuelven mucho más tangibles.
  • Caída de la demanda de seguros particulares. Un menor crecimiento económico y una inflación más elevada lastran la capacidad de consumo de los ciudadanos, lo que perjudica a la comercialización de estos seguros generales, y podría hacerlo especialmente con aquellos como los de vida, que son vistos como no esenciales.
  • Menor estabilidad financiera: los mercados atravesarán problemas por la fragmentación global, lo que puede torpedear a una parte importante de la actividad de las aseguradoras, que tiene que ver con su papel como inversores. Esto lastraría sus resultados y su solvencia. 

La Asociación de Ginebra apunta que tanto los efectos sobre el seguro como las posibles respuestas que pueda dar ante ellas variarán mucho en función de cómo se desarrollen los acontecimientos y se conforme el escenario económico internacional, desde una mayor fragmentación que se produzca de manera gradual y controlada, hasta una polarización del mundo en dos bloques, al estilo de una nueva guerra fría.

Pero, en los escenarios más probables, las aseguradoras con alcance global podrán adaptarse a esta nueva situación de la mano de, por ejemplo, un nuevo diseño de los productos que ofrecen en cuestiones relacionadas como las cadenas de suministros o los seguros de crédito en el comercio internacional; la incorporación de herramientas de análisis de datos en tiempo real que tengan en cuenta la geopolítica, y modelos de predicción para la suscripción; integrar el análisis de escenarios y los test de estrés en la gestión de riesgos; o aprovechar oportunidades que puedan surgir de fenómenos como la reindustrialización o las nuevas políticas industriales de los gobiernos.

Este nuevo orden internacional plantea dificultades al seguro, pero también lo hace con muchos otros sectores de actividad. Y en un contexto en el que hacer negocios a nivel internacional sea estructuralmente más complejo y costoso, la estabilidad y protección que pueden ofrecer los seguros serán más valiosos.

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