La economía informal constituye uno de los fenómenos más persistentes y complejos en América Latina. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más del 50% de la población económicamente activa de la región se encuentra en condiciones de informalidad. Bolivia lidera esta tendencia con una tasa alarmante del 85%, siendo el país con mayor informalidad del mundo. Este fenómeno no se limita a la evasión fiscal o a decisiones empresariales estratégicas, sino que responde a causas multifacéticas: bajos niveles educativos, mercados laborales restringidos, ausencia de políticas inclusivas, sobrerregulación estatal y falta de alternativas viables para la formalización.
La informalidad no es una excepción al desarrollo; es su síntoma más visible en países de la región. Y mientras los marcos económicos tradicionales intentan erradicarla sin lograr resultados sostenibles, la economía circular surge como una vía innovadora no solo para transformar los sistemas productivos, sino también para redefinir el valor social de las actividades informales y proponer modos de incorporarlas en un modelo más participativo y equitativo.
El crecimiento de la informalidad tiene múltiples causas interrelacionadas: la desigualdad educativa, las brechas de género, las desigualdades territoriales, el exceso de burocracia, la falta de protección social, incluida la débil institucionalidad laboral, aunado a la constante migración rural urbana, y finalmente los ajustes gubernamentales como despidos del sector público. A mediados de la década de 1980, por ejemplo, tras el decreto 21060, cerca de 60.000 empleados públicos fueron despedidos y gran parte derivó directamente hacia la informalidad. Actualmente se corre el mismo riesgo. Los sectores incluyen el comercio ambulante, la construcción, el transporte informal, el reciclaje, la agricultura familiar, los trabajadores a jornal y los servicios domésticos. Estas actividades, aunque consideradas “informales”, cumplen una función económica, social y ambiental crucial, particularmente en contextos de crisis o exclusión estructural.
La economía circular propone una ruptura radical con el modelo económico tradicional de Bolivia, lineal de producción y consumo basado en “extraer-usar-desechar”. Al enfocarse en el diseño regenerativo, la reutilización, la reparación y el reciclaje de materiales, este paradigma crea nuevas oportunidades económicas que no dependen exclusivamente de la extracción de recursos, sino del aprovechamiento integral de los existentes.
¿Cómo puede la economía circular aportar a la formalización del trabajo informal? A través del reconocimiento de servicios ambientales, la creación de cadenas de valor inclusivas, la innovación desde lo local, la formación y recualificación profesional, y de los servicios ambientales como puerta de entrada a la formalización.
La economía circular invita a reimaginar la informalidad no como una falla del sistema, sino como una oportunidad de innovación social. Desde esta óptica, proponemos el concepto de “economía del trabajo popular circular”: una forma de organización económica basada en relaciones de reciprocidad, colaboración comunitaria y uso regenerativo de los recursos, que valora tanto los bienes materiales como los vínculos sociales y ecológicos. En lugar de depender de la lógica de acumulación, competencia y extracción del modelo lineal, esta economía se sostiene en el intercambio justo, el aprovechamiento local de saberes y materiales, y la creación colectiva de valor.
La economía circular puede ser un vehículo potente para iniciar una transformación más amplia. Al vincular sostenibilidad ambiental con inclusión social, ofrece alternativas reales para dignificar actividades hoy marginadas y construir sistemas económicos más resilientes, equitativos y regenerativos. En vez de penalizar e intentar erradicar la informalidad desde la exclusión, podemos transformarla desde el reconocimiento y la integración: formalizar sin uniformar, proteger sin subordinar, regenerar sin excluir. Porque el futuro del trabajo en América Latina no está en ignorar la informalidad, sino en circularla hacia un nuevo modelo de desarrollo.
Deja una reseña