Quiero aumentar mi patrimonio ¿Ahorro o invierto? Esta es una pregunta clásica en finanzas personales. Ahorro e inversión van de la mano y son las dos formas más accesibles de tener más dinero.
Sin embargo, ¿Cuál es más importante para generar patrimonio? ¿Cuál conviene potenciar si se busca la libertad financiera o vivir de las rentas? En cierto sentido es como preguntar a un niño a quién quiere más, si a papa o a mamá.
Para Carlos Galán Rubio, autor del libro “Independízate de Papá Estado” los dos son claves pero “no debemos olvidar algo muy simple: para invertir hay que ahorrar. Y para ahorrar primero hay que ingresar y gastar menos”.
El experto explica que para generar patrimonio “primero ahorrar, ya sea aumentando los ingresos o disminuyendo gastos”. Coincide Guillem Roig, asesor financiero EFPA y co-fundador de la comunidad financiera Balio, en que al principio “mejor centrarse en el ahorro”.
¿Y después? Ambos ven el mismo camino: invertir para conseguir rentabilidad y hacerlo cuanto antes. Para Guillem Roig hay que “invertir cuanto antes. Si puede ser con la primera nómina, mejor que mejor”.
Galán va un paso más allá y cree que “es clave tener el hábito de ahorrar y dedicar ese dinero, de forma automática y mensual, a la inversión”.
A partir de ahí, habrá quienes pueden empezar a aprender de forma inmediata porque tienen pocas obligaciones financieras (los más jóvenes) y quienes necesitarán un colchón de seguridad previo antes de lanzarse a rentabilizar su dinero.
En todos los casos la rentabilidad que puedan generar los ahorros será un elemento diferencial a la hora de crear patrimonio y la razón es el poder del interés compuesto.
La importancia del interés compuesto
El interés compuesto no es más que el efecto de reinvertir los beneficios de cada inversión y tiene un enorme impacto el patrimonio que generas a largo plazo. Gracias al interés compuesto tus ahorros crecen más rápido y te puedes permitir ser algo más cauto al buscar grandes rentabilidades.
Imagina que tienes 3.000 euros y alcanzar un patrimonio de 400.000 euros y tienes dos caminos: generar más rentabilidad o ahorrar más cada mes. ¿Con cuál llegarías antes a tu objetivo?
En el primer caso, ahorras 250 euros cada mes y logras una rentabilidad del 10%, algo superior a la media histórica de la bolsa. Conseguirías tu objetivo al cabo de 31 años y la mayor parte sería gracias a los intereses generados por el capital.
En el segundo caso, ahorras el doble, 500 euros al mes, pero tu rentabilidad es la mitad, un 5% anual. No alcanzarías tu objetivo hasta pasados 33 años y tu esfuerzo en términos de ahorro sería mucho mayor.
La diferencia hasta 400.000 euros es de apenas dos años, pero a partir de ahí la primera opción dispara su rentabilidad. Al cabo de 40 años esos 250 euros al mes te habrían proporcionado 1.473.333 euros. ¿Y los 500 de ahorro? 782.158,54 euros. En otras palabras, a largo plazo, la rentabilidad bate al ahorro gracias al interés compuesto.
Cuando se trata de invertir a largo plazo, buscar más rentabilidad compensa frente a ahorrar más cada mes. Y es que el interés compuesto hace que los ahorros crezcan más rápido con cada año que pasa sin que tú tengas que hacer nada.
Eso sí, como bien recuerda Carlos Galán “a invertir con más rentabilidad puedes aprender, pero a ahorrar te debes habituar.”
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