«Muchas aseguradoras intentaron vender directo, pero se dieron cuenta de que el corredor es un canal barato y eficiente»
Esa frase del brasileño José Prato resume con precisión una verdad que muchos en el sector asegurador han comprobado a lo largo del tiempo. Las Insurtech nacieron con la promesa de revolucionar la manera de vender seguros, apostando a la inmediatez, la automatización y la venta directa al cliente. Sin embargo, en esa búsqueda de innovación, olvidaron un detalle esencial: el seguro es confianza, y la confianza no se programa, se construye.
Los asesores de seguros hemos sido, desde el inicio del sector, el verdadero puente entre las aseguradoras y los asegurados. Fuimos nosotros quienes llevamos los primeros clientes, quienes educamos sobre la importancia de estar protegidos, y quienes estuvimos presentes cuando llegó el momento de cumplir con lo prometido: el pago de un reclamo.
Las Insurtech pueden ser eficientes en ciertos procesos, pero hay una diferencia fundamental: nosotros no damos solo un servicio de venta, damos acompañamiento. Somos los que atendemos llamadas fuera de horario, los que escuchamos al cliente angustiado en medio de un siniestro, los que damos la cara cuando algo no sale bien. Además, somos los únicos capaces de hacer ventas cruzadas con conocimiento real de las necesidades del asegurado, porque lo conocemos más allá de un formulario digital.
Con la nueva ley de lavado de activos, ese conocimiento cobra aún más valor. El asesor no se limita a registrar datos; conoce el entorno, la familia, las costumbres y la historia del cliente. Esa cercanía no se puede sustituir por un algoritmo.
No todos los ramos de seguros se pueden ofrecer digitalmente, y no todos los clientes se sienten seguros sin una orientación humana. Por eso, lejos de ser un canal costoso, los corredores y asesores somos el equilibrio del mercado. Representamos estabilidad en la cartera, confianza en la relación y sostenibilidad para las aseguradoras.
La compra de seguros no se trata de meter cosas a un carrito, sino de saber la importancia de cada cobertura; ese detalle solo lo puede ofrecer un asesor de seguros experimentado.
Estar en el negocio de seguros y permanecer, requiere de una inversión importante en la capacitación y ese detalle es el activo más relevante para que una persona esté bien protegido, aun sin desearlo.
La tecnología seguirá avanzando, y bienvenida sea. Pero el futuro del sector asegurador seguirá dependiendo de quienes ponen el corazón y la experiencia en cada póliza: los asesores de seguros.
Por Félix Correa











