Por: Gabriel Mysler
Aomame está sentada en un taxi, atascada en una autopista. Los vehículos están completamente detenidos. Aomame debe llegar puntual a un encuentro y comprende que será imposible hacerlo si sigue sentada en el asiento trasero de un auto que no se mueve. Si bien esta autopista recorre Tokio a muchos metros de altura, Aomame decide hacer algo inesperado: le paga al conductor, se baja del taxi, pone sus zapatos de tacos aguja en la cartera y camina hasta las escaleras de emergencia y comienza a descender a pie de la autopista…
Haruki Murakami en su best seller 1Q84, nos dice que al hacer Aomame algo completamente inesperado, la visión que tiene del mundo que ella tiene cambia para siempre… Murakami – de modo casi poético – nos demuestra que si somos capaces de hacer algo completamente fuera del argumento, un mundo de nuevas posibilidades se abre ante nosotros.
Para poder ver una realidad diferente, debemos salir de lo cotidiano, de la visión monolítica y sesgada, de lo tradicional, de lo establecido y animarnos a nuevos mundos que esperan por ser descubiertos. Es tal la necesidad de movimiento, que Murakami afirma – parafraseando a Descartes – “Me muevo, luego existo”
La era del Streaming
Netflix, Spotify, Amazon Prime y Disney + no son más que aplicaciones de un concepto filosófico mucho más profundo que la tecnología sobre la que se basan para ofrecer el servicio. El streaming viene a erosionar los fundamentos de un mundo sólido y material sobre el que construimos el progreso los últimos cientos de años. El streaming habla de algo mucho más radicalmente subversivo que el hecho de recibir por internet Música, películas o televisión, Streaming es un concepto mucho más profundo que el “on-demand”. El streaming cambia el Norte de la brújula: ya no poseemos nada: ni la música, ni las películas son nuestras. El centro ya no está en el tener. Sin embargo, todo “es” virtualmente nuestro para ser usado. Es un cambio radical: ya no buscamos “tener” sino poder “usar”. La clave está en el acceso a las cosas, en poder usarlas y disponer de ellas, no en ser dueño de ellas. Conceptos como Movility o Uber van en esa dirección. Estamos saliendo de una sociedad que compra cosas a una nueva sociedad que vive en Straeming. No tengo nada, pero tengo acceso a todo.
El Seguro en la era streaming
¿Cómo se resignificará el Seguro a la luz de estas nuevas realidades? ¿Qué será lo asegurable? ¿Quién pagará por ese seguro? ¿Cómo aseguro el acceso a los bienes y las disponibilidad de los mismos? El Seguro está a las puertas de nuevas realidades donde conviven lo nuevo y lo viejo. Necesitamos poder sostener lo tradicional para que nos permita invertir en lo que viene. El corto plazo debe financiar el largo plazo.
Es fácil y tentador caer en un exitismo cortoplacista: todos creemos que nuestro “Blockbuster” no será desbancado por un “Netflix”. “Hace 300 años que lo hacemos así y nos ha ido muy bien, es cuestión de hacer algunos updates y digitalizar los procesos” – afirman muchas voces en el mercado. Esta mirada puede ser cómoda, pero difícilmente sea realista. Es necesario aprovechar el presente para prepararnos para el futuro! ¿Qué respuestas podemos ofrecer a un mundo que vive en streaming?
Hacer algo inesperado
Daniel Kahneman, el especialista en neurociencias y premio Nobel de economía, autor del libro “Pensar rápido, pensar despacio” afirmó que pensamos el futuro como memorias anticipadas. Nuestro cableado cerebral nos lleva a construir un futuro compuesto por elementos que sacamos de nuestra memoria. Intentamos resolver los enigmas y responder las preguntas de modo apresurado, pensando rápido diría Kahneman. Así intenta nuestro cerebro ahorrar energía y resolver las tensiones de modo eficiente… pero no necesariamente efectivo.
Para hacer algo “inesperado”, sorprendente, innovador o simplemente diferente y cambiar nuestra visión del mundo para adatarnos y fluir con los tiempos de streaming, necesitamos permitirnos “pensar despacio”. Pensar despacio significa tomar decisiones sin confiar en exceso en la intuición y las experiencias pasadas, permitiéndonos no sobrevalorar los datos conocidos y tener en cuenta otros datos disponibles pero que no miramos. El seguro necesita repensar no solo las estructuras de comercialización y atención de reclamos. No es suficiente con mejorar la detección del fraude ni asociarnos con el cliente en la prevención de siniestros. El Seguro debe debatir y repensar un concepto más profundo: el objeto asegurable.
Tal vez – como Aomame – debamos animarnos a salir del asiento trasero, tomar las riendas de nuestro destino y liderar el cambio que acompañe una nueva sociedad que vive en Streaming.
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CEO de Innovation@Reach y consultor de Génesis Latam Consulting
Gabriel Mysler es un speaker especializado en innovación, con destacada trayectoria en presentaciones para la industria del seguro. Además, como comunicador, es columnista y colaborador en medios de negocios, innovación, management, RRHH, seguros, entre otros.
Muy interesante conjunto de opiniones que sin embargo, no difieren en el fondo ni en el contenido, de las formas que utilizamos las generaciones anteriores para ocupar el lugar que ocupamos. La planificación y el trabajo arduo, junto con la voluntad de vencer y de ser, creo que seguirán siendo conductas inalterables en el cotidiano vivir y hacer de la humanidad.